Secuestro Express

por lofredo

Secuestro Express Botero

Secuestro – Botero – Museo nacional de Colombia (2004)

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No te equivoques – Cuatro Vías – La Guajira – Foto Gino Lofredo (2009)

Esto le contaron al Reta esa tarde, después de encontrar el aceite de linaza en el Mercado Nuevo: Van cuatro comerciantes que se cargan en lo que va del año. Abuela. Tías. Primos. Telas. Arroz. Aceite. A la Sra. Oneida la mataron porque no les pagó y porque arengó a los demás a que tampoco lo hicieran. Jubilada. Veinte años de bancaria. Puso la tienda y Já. Al mediodía, cinco plomazos. El barranquillero que disparó no llegó a la esquina, lo faenaron y encendieron las llantas con kerosén. Lunes callado. Nada. Bajaron la cuota. Hubo disculpas. Todo tranquilo.

¿Francisco el Hombre habrá realmente derrotado al Maligno con lo del Credo al Revés? Cuando toque el turno lo cuento. Es importante, pero por ahora no podemos. Sea como sea y lo que sea, lo importante es que es cierto. No lo dude. Paciencia, luego lo cuento. Ahora, seguimos con el Reta y Ercilia Maberek en el restaurante de su primo Américo. Él está en la gloria. Ella tiene el voltaje alto y habla mucho. Al Reta le gusta escuchar aunque no entienda todo lo que le dicen. Cuando escucha no tiene que hablar ni explicarse y eso le calma los temores. Sustos de niño, como todos los miedos.

– ¿Qué te hizo estudiar leyes?
–Precisar cuándo convergen el Debido Proceso con el Kerosén.
–Pienso que cuando hubo violación de menores. ¿Rapto, Secuestro, Tortura?
–A mi me secuestraron.
– ¿Te refieres al Rapto Ritual Wayuu?
–No seas bobo.
–Isidro dijo que la mujer guajira aprecia el rapto. Es un orgullo.
–Pendejadas. Hablo de secuestro: Privación forzada de la libertad con violencia y amenaza de muerte y mutilación, con el propósito de obtener plata o poder, que da lo mismo. Rapto es sexo, insania, impotencia. Nada que ver con el cortejo de la mujer entre los wayuu.

¿Hasta cuándo podrá seguir navegando con bandera bovina? ¿Reta será de Retaguardia o de Retardado? Admirad la ternura del retrasado y del tonto rodeado de tanta fiera criolla, rugiendo empericada contra el conejito del tambor. El bobito indefenso llega menos golpeado al final de la tragedia. Mejor que siga así. A las mujeres les agrada sentirse fuertes. Más cultas, más sensibles, más informadas, más al día. Les despierta lo maternal y cuidan al vulnerable. Y a quién no le agradaría sentirse fuerte y sabio. Sólo el Reta opta cada vez con más convicción por la plácida tibieza de la idiotez, escuchar callado y pasear en moto.

Ercilia: Cuando me secuestraron tenía doce años y tetas de quince. Tuve suerte de que no fuera rapto ritual nativo, como dice vuestra merced. A papá le había ido bien en los negocios desde que llegó de Palestina. En 20 años juntó plata, poder y respeto. Lo querían tanto que daba miedo la envidia. Me sacaron por dinero y dizque para poner en su sitio al Califa. No sabían en qué se metían. Enloqueció. Por su hija. Por mí.

El Reta entiende. Una vez también enloqueció por sus hijos. No recuerda si mató a alguien por ellos pero pudo haberlo hecho. Recuerda frases sueltas: ¡No corra! ¡Pos no me persiga! ¡Corre Forrest! ¡Corre! Si sufre, hábleme. Si no sufre, ¿paqué se queja? ¡Cosa más Grande la Vida Chico!

Había sido gente de acá que contrató a los de allá para que me llevaran de las trenzas y negociaran. Mi padre montó un cerco con su gente, chupas y soldados del batallón de frontera. No pudieron salir de la zona. Me tenían en un caserío por el Arenal. Al hombre, a mi padre, le tomó un día ubicarme. Cinco minutos antes de la medianoche, entró con cuatro de los suyos y me sacaron. Nadie me había tocado.

El modelo del business: El secuestro es una actividad económica con organización y armas. Se ejerce por divisa y propiedad. Es una industria globalizada y compleja, secuestrador directo. Empresa transnacional negociante. De los chulcos al Fondo Monetario. Subcontratistas especializados. Estados. Oenegés. Empresas religiosas. Asesores de Imagen. Logísticos y transportistas. Servicios de comunicación y detección satelital. Asesores financieros. Profesionales de la negociación. Pruebas de vida. Oportunistas diversos. Candidatos políticos. Políglotas, antropólogos, presbíteros, periodistas, pragmáticos, psicólogos, pontificantes. El resto es cuento. Compro, vendo, permuto o alquilo. Megabancos. Aseguradoras y reaseguradoras. Holdings y subsidiarias fantasma. Transnacionales. Poder. Comunicaciones. Bisnes. Una industria compleja. El discurso acompañante de todas las partes es incidental. It is inmaterial, como dicen los rusos del género espionaje. Incidental. Como tapar una carie o blanquear sonrisas. Discurso es al Secuestro, como el Botox a la Vejez.

Cuenta Ercilia: De eso me hablaba un gringuito que apostaba el rosado pellejo gestando su tesis sobre la political economy de la narcojustice, México y Colombia a comparative study, corridos y vallenatos, un clásico. Me recordaba que ellos, a punta de Debido Proceso, tenían enjaulados a dos millones cuatrocientos siete mil desgraciados, a un costo anual por pene de poco más o menos lo que le cuesta doctorarse al gringo. Tienes que ver la prisión federal cerca de Chicago. Siete estrellas. Pan. Techo. Gimnasio. Biblos. Video. Sexo y Violencia, salud, psicólogo y drogas, y capellanes al gusto. Hollywood Sundance y el Debido Secuestro. Tropicales ventajas comparativas: rehabilitación en Extrema Diversidad, Green Prisons, ciento por ciento natural, bajas en calorías, cero transgénicos, Certificado ISO 2021, idiomas, debate, bonos vitalicios de reintegración social y la edición ilustrada del testimonio asistido. Controversia, fama, postulaciones políticas opcionales, visas al primer mundo. Y para la aristocracia de la victimoteca: traducciones, títulos Honoris Causa, versión multimedia, videojuegos, muñequitos. Incalculables posibilidades puliendo el business model. El Papa, Sarkozy, Obama, Chávez, Lula, Cristina.

El mesero trae dos tazas de café tinto y dos copas de un anisado destilado hasta la fosforescencia, con ajenjo, cilantro y canela. Gracias. Muy gentil.

Ercilia: Américo sabe de los secuestros. Américo, mi primo. Aparicio Retaguardia. Un amigo que nos visita de lejos. Ya nos conocemos un poco. Mucho gusto. Cuando lo vi entrar pensé que era paisano. Pelado. La barba. Usted sabía entonces. Américo sonríe. Ercilia me avisó de su llegada. Que lo atendiera como familia. Pueblo chico. Usted sabe. Sí, por supuesto.

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La Emboscada: Kowalski, Skipper, Fossa y Panicky – Madagascar – McGrath/Darnell (2007)

¿Y usted, qué tuvo que ver con lo del secuestro?  Ercilia disfruta viendo cómo el Reta disimula su incomprensión general con expresión de serio interés y natural continuidad. ¿Así de brutos serán todos los motociclistas?

Yo sostenía las patas del cordero, dice Américo, y calla, como si se arrepintiera de haber hablado. Con permiso, hay clientes. Debo atender. Américo se lleva la mano derecha hacia el pecho y con una leve reverencia se retira. El restaurante se está llenando. Sólo la mesa contigua queda disponible, porque él dice a los clientes que está reservada.
¿Sostenía la pata del cordero? El Reta se rasca la picazón del desconcierto. Sintoniza los sabores del bajativo y se entrega a lo que la noche depare. Lo que bebe tiene mucho más que esencia de alcauciles. Aja, dice, y se pierde en los ojos verdes, las mineras paracas, las bananas de Carmen Miranda, los dirigentes muertos, los juicios de Alabama, y la importancia de sostener con firmeza la pata de un cordero. ¿Qué querrán de mí? ¿Y qué pasó con tu primo?

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Advertencias Guajiras – foto Gino Lofredo (2009)

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Fangio Secuestrado

Backstage 13: Fangio Relata el Secuestro

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Memorias de Lázaro – Rodrigo Arenas Betancourt

El 18 de octubre de 1987 el escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt fue secuestrado por un comando de las FARC con el objeto de obtener dinero. Pidieron cientos de millones, cifras imposibles tanto hace veinte años como hoy, como en cualquier futuro de cualquier divisa. Estuvo preso en la selva algo más de tres meses, otra insignificancia. Como la eternidad. Betancourt hizo vida y afiló su oficio en México. Allá debió haber aprendido a caminar de la mano de la Coatlicue, la huesuda.  Amó desaforadamente a una mujer llamada Celia que se suicidó. Pensaba seguirla y anduvo un tiempo cargando una Browning que le había regalado un alguacil en el desierto. Escribió: “El arma me pareció innoble. Preferí el consejo del samaritano acerca de la eutanasia por hipnosis.”

Mucho más tarde describió así el secuestro: “Cuando me levantaron estaba pensando en la muerte mientras conducía el carro por una ruta oscura con la familia cabeceando el sueño. Un carro me cerró sorpresivamente y tuve que frenar en seco. Me van a matar estos hijos de la infamia. Grité y el eco se perdió en las montañas y la tiniebla. Nos matan gritó mi mujer. Los niños gemían frenéticos. Los secuestradores se apearon del vehículo con dificultad. El jefe era corpulento”.

A cachazos lo bajaron del vehículo. Se acomodaron unos en la parte de atrás, con el prisionero maniatado; otros al timón con su mujer y sus hijos.

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Bolivar Condor – Rodrigo Arenas Betancourt – Manizales – Imagen G. Lofredo (2009)

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Todo ocurrió en un segundo, con celeridad de autómatas. En un momento vio que uno de los sicarios colocaba el cañón del arma en la nuca de su mujer. ¡No la mates!, le gritó. El sicario no contestó. Guardó el arma y siguió tranquilo. Pudo ser sólo un acto de autómata, pero al prisionero aquel gesto se le quedó en la mente, fijo, obsesivo. Los secuestradores se lo llevaron con toda su familia. Inválido, aturdido, sin respiración.  Furia. La violencia está en la raíz de los actos y en su conexión con la anarquía bestial que impera. Nunca hay nadie en el lugar del crimen. Impunidad. Trataba de mirar por entre las vendas y no veía mucho: sólo aquellos rostros patibularios.

Caminaron largo por el camino destapado. A lo lejos vio el prisionero las luces brumosas de su pueblo. El Condenado se dijo: “antes de morir veo el vientre que me parió hambriento; casi estoy en él y voy hacia él, dentro del marasmo de la muerte”.

Estaba atravesando el pueblo donde había nacido. Se consoló. También sintió desesperación porque, en los últimos días, amó a su pueblo a falta de algo más hermoso para amar. Amó ese paisaje, esa tierra, porque ya sus ojos estaban cegados para todo lo demás. Amó a ese pueblo tal cual el presidiario odia a su celda, las cadenas y los grillos.

Hubo un cambio de vehículos. Estaba convencido que lo matarían. Bajaron a su mujer y a los niños y se los llevaron en un vehículo. Partieron. Los niños se quedaron en medio de la tiniebla, agarrotados y deshechos.

Alguno de ellos le quitó la venda de los ojos. Pensó que allí lo matarían. Lo empujaban con furia. Ya estaba descalzo. Temblaba de miedo y de frío. Con dificultad se sostenía en pie; era un guiñapo humano. Recordó a tantos otros secuestrados que murieron torturados y sus cadáveres aparecían vejados en la prensa y la televisión.

Anotó más trde: “Cuando fui penetrando por el camino de la noche, al interior de la montaña, comprendí que entraba a lo desconocido y lo desmesurado. Eran tres los secuestradores y sus respiraciones trepidaban. Los hijos de puta me empujaban cada vez más hacia el fondo de la montaña que se levantaba como una muralla”.

Pensó que buscaban un lugar más propicio para rematarlo. Pensó decirles: “Camaradas, ¿Por qué me matan así, en forma tan cobarde? Sólo alcanzo a decir Camaradas. Tenía la garganta petrificada y sorda. “Camaradas del fuego y de la muerte”, murmuró para sus adentros.

“A tientas, estrujado por las bestias.. sicarios.. logré llegar hasta un hueco negro en mitad de la espesura. Estaba aniquilado, moribundo. Habíamos llegado al Cambuche. No reconocería el sitio hasta el día siguiente.”

Anotó: “No tengo lágrimas, las pocas que guardo están en el alma y son balas. Sufro de un miedo atroz . Hace un viento helado adentro y afuera. Estamos en mitad del bosque y en la parte más alta de la montaña. Llueve más allá del diluvio. Sólo se oyen, de vez en cuando , los aviones.

Mientras estalla el aletazo, me muero de ansiedad en el obtuso y obcecado vientre de la montaña, entre búhos enormes y cocuyos lucernarios; desleído en el barro negro y gelatinoso; entre los árboles que mastican la tiniebla y la muerden con terrible furia. El corazón es una máquina ciega que apenas aletea desangrando el tiempo. Los minutos se hacen interminables; degüellan la esperanza y toda ilusión.

Yo, el secuestrado, herido, ciego, llagado en el alma, vi. que había regresado “El Gordo”, jefe de la banda, y sentí que el corazón se me desprendía.

Dijo El Gordo: “Nosotros somos de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, pertenecemos a las FARC”. Pensé para mis magullados adentros: Simón Bolívar, Simón Bolívar… Y agregó:”Queremos trescientos millones. Los podemos negociar en dólares, en Cuba, en Panamá o en México. Necesito una constancia de supervivencia”.

Primer recado del Condenado, dictado por el Jefe de la banda: “Elena, estoy con el frente 22 de las FARC. Estoy bien. Tengo medicinas. Haz todo con mucho cuidado.

Besos para los niños. Para ti todo mi amor. Habla con Virginia en México. Noviembre 5 de 1987”.

Más tarde escribió: “Encuentro consuelo tanteando el balance de mi propia existencia y recontando los segundos en que la sangre corre caliente dentro de mi cuerpo.  Es mi gusto, mi peculiar inclinación trágica, mi desajuste con Dios y con la humanidad.”

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No se me equivoque    –    Silvestre Dangond

Una minifalda negra bien cortica, vestido informal,
y el cabello rizado
En una imponente Harly bien bonita,
casi me dejó picado
Casi parecía sintética la chica,
pensé que era plástica la muchachita,
pero estaba equivocao’
Ay me dijo mira no te equivoques,
como tu mis principios guardo
Yo soy Citadina porque desde hace rato en esta ciudad vivo,
pero voy a misa todos los Domingos,
y me gusta escuchar un buen paseo Vallenato
Por más que uno quiera uno se sofistica
Tengo que mezclar dos culturas distintas,
y decir Stress para hablar de cansancio

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Secuestro Express BoteroSecuestro – Botero – Museo nacional de Colombia (2004)

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Pesca Milagrosa

La Pesca Milagrosa

Consuelo del Secuestrado Botero

Consuelo del Prisionero – Botero – Museo nacional de Colombia (2004)

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DEL RAPTO A LA PESCA MILAGROSA
BREVE HISTORIA DEL SECUESTRO EN COLOMBIA

MAURICIO RUBIO *

Resumen

El objetivo principal de este trabajo es contribuir a explicar por qué las tasas de
secuestro han sido tan altas en Colombia. Con este breve recuento histórico,
más que una cronología detallada de acontecimientos, se busca detectar
elementos que ayuden a responder esta pregunta básica. El trabajo está
dividido en cinco secciones. En la primera se señalan dos raíces del fenómeno,
una rural, doméstica, y otra urbana e importada. En la segunda se analizan las
complejas interrelaciones con el tráfico de drogas, indispensables para
entender el boom en la actividad a partir de los años ochenta. En la tercera se
discute la última fase de la actividad, la de los secuestros masivos e
indiscriminados. La cuarta sección está centrada en la discusión de si es válida
la apreciación de que el secuestro es un negocio más y se presentan dos
argumentos en contra: la batalla contra la extradición librada por los
narcotraficantes a base de rehenes y las relaciones entre el secuestro y los
sucesivos procesos de paz. En la quinta sección se presentan algunas
conclusiones dentro de las cuales se destaca la evidente internacionalización
de la actividad.